jueves, 3 de noviembre de 2011

CUENTOS CORTOS

                                       ALEJANDRO EN EL PAIS DE LAS MARAVILLAS
  
Ayer por pura casualidad, por coincidencia, o por el simple hecho de estar al fin en el lugar, la hora y el día correcto, sucedió una de las situaciones curiosas de mi vida.
   Mientras en Sonsonate caian las gotas de agua sobre los tejados que quedan cerca del centro, y temiendo resfriarme como tantas veces me ha pasado, esta vez no decidí enfrentar la lluvia, por lo que me acerque cerca de una puerta sobre la cual había como una especia de cornisa muy bien adornada, por símbolos que le parecieron a mi mente extraños pero a la vez hermosos. Me pegue a la puerta mientras a lo lejos los rayos caían no se donde cosa no muy rara pues en los albores de la historia siempre se ha conocido a Sonsoante como lugar donde caen  muchos rayos en el año; las vendedoras se guarnecían de nuestra amiga la lluvia con capas improvisadas por plástico negro pero el rumbo de la vida seguía y seguía. Recostado sobre aquella puerta por increíble que parezca la humedad no me alcanzaba, y cual lugar mágico irradiaba calor incluso me voltee mas de una vez para comprobar que no estaba pegado a alguna cocina pues la madera y hasta el broquel de la puerta estaban calientitos. De pronto y sin decir agua va, la puerta se comenzó ha mover, con dirección a su interior, tantas veces que por aquí he pasado y siempre pensé que la casa estaba vacía, incluso en mis años de estudiante de primaria pasaba y siempre la vi. Desocupada. Cuando me prestaba a apartarme hacia la lluvia una voz me interrumpió y me dijo: -No se este mojando muchacho, pase, pase. Mangos dije, pero tras de la puerta pude divisar la escueta figura de un anciano que me recordó  a mi abuelito y no por educación sino mas bien por no mojarme mas los zapatos di el primer paso e ingrese y el cambio de clima fue de verdad increíble, si afuera hacia frió dentro era distinto. Mis ojos revisaron en un segundo el lugar y pudieron ver con admiración que tras la puerta se encontraba un espacio como de cuatro metros cuadrados con un puerta la centro, el anciano saco un puñado de llaves y saco una color plateado con la cual abrió y me condujo hacia otra habitación de igual tamaño pero con una puerta de madera muy bien barnizada exactamente al frente y otra a mano derecha color caoba. Era raro ver al anciano abrir y serrar puertas con ese manojo de llaves. – Por aquí me señalo, mientras habría la puerta color caoba la cual cruzamos y llegamos a un salita muy bien ordenada con muebles de madera y otras cosas que mi mente fue enumerando una tras una. –Siéntese por favor, me dijo y busque una mecedora, que para nada tenia polvo. Mi mente volaba  a mil por segundo y me pellizqué para ver si no estaba soñando o padecía de alguna fiebre a causa de la lluvia.
   Mientras el anciano desapareció al parecer con rumbo a la cocina, pude ver en los adornos curiosos como unos mosquetes muy bien pulidos, unas dagas, un fusil máuser que solo en una ocasión lo había visto en Izalco, algunas esposas y grietes para prisioneros a los que me acerque para verlos más de cerca. –De los que regalo la concha Regalado, sonó la misma voz tras de mi. Poseían unas enormes bolas de hierro que no imagino como habrían hecho para moverse. Cuadros persas y una estatua de bronce de Don quijote de la mancha.
   -Por aquí me dijo y me señalo al parecer la cocina camine, por un pasillo que tenia un corredor a la altura del pecho y de su lado izquierdo habían ventanas de cristal que daban al patio y que eran salpicadas por el invierno Sonsonateco. De reojo y sin querer contemple como siluetas negras pero que no distinguí con exactitud pues la humedad opacaba los vidrios. Finalmente llegamos  a la cocina donde estaba servidos tres platos de comida con igual números de copas de cristal. Ocea que no éramos los únicos de la casa y tras el poyetón camino en dirección nuestra una anciana muy pero muy elegante con una ollita plateada mientras nos decía. –Siéntense que ahorita les sirvo el chocolate.
   No sentamos a la mesa y pude contemplar unos frijoles sancochados acompañados de una porción de queso poroso, la anciana sirvió el chocolote y no coloco en medio de la mesa un rimero de tortillas, luego se sentó. Comenzamos  a comer y pudo decir con franqueza que jamás había comido en mi vida frijoles tan deliciosos ni había probado quedo tan bueno, el chocolate se impregnaba en la boca y quedaba un sabor súper aromático. –Del cacao de San Julián me dijo el anciano. Comimos mientras el reloj marcaba la hora del medio día. Y luego me condujeron de nuevo a la salita donde me senté nuevamente en la mecedora. Los ancianos se sentaron frente a mi en un sofá color vino, todo forrado de cuero y me comenzaron ha formular preguntas directas pero muy simples como por ejemplo como me llamaba y a que me dedicaba y porque algunas veces pasaba tomando fotos a sus puertas y ventanas. Les explique que algunos días cuando tenía cámara y tiempo camino por Sonsonete para capturar imágenes para el recuerdo. Me preguntaron además que era lo que mas me gustaba como pasatiempo y les respondí que escribir y pintan.
-De verdad me dijo la señora.
-Y que le gusta leer?
-Cuentos, novelas obras de teatrillo.
   Se miraron y me preguntaron cual era la obra que mas me había gustado al leerla.
-Jaragua, les respondí.
-Ha, respondió.
-Y que escribe me pregunto.
   Ya esperando esa pregunta tenía una ráfaga de respuestas pero lentamente les comencé a explicar sobre lo que había escrito.
-Y esa obra que usted dice: Sobre la ventana de la Avenida Morazán, Sobre que habla?, me la podría narrar.
   Cosa curiosa pero jamás me lo habían pedido narrar, pues siempre me las piden en papel.
   Y comencé a narrárselas despacio saboreando otra tasa de chocolate mientras la tarde avanzaba y corrían las horas. Finalmente al terminar me dijeron que les había gustado mucho. Eran casi las cuatro y media de la tarde cuando el anciano al que ya le había sacado el nombre me dijo acompáñeme a mi despacho quiero mostrarle algo, acto seguido llegamos  a una habitación muy amplia forrada por completo de madera desde el suelo hasta el techo en una esquina están una escritorio de madera con dos leones  troquelados a ambos lados, el anciano se sentó y me ofreció una silla frente al escritorio.     Mientras buscaba unos papeles contemple que en la pared de la derecha estaba empotrado un librero como de diez metros de largo que igual iba desde el suelo hasta el techo atiborrado de libros de todos los colores y al un lado el escudo nacional como de metal que parecía como fabricado ese mismo día, la bandera de pabellón a la par.
   -Aquí están me dijo. Mientras puso sobre el escritorio algunos libros.
   Comencé por el primero y era una especie de poemario, el cual contenía más de cien poemas, los cuales comencé a leer uno por uno, la verdad eran hermosos y para nada parecían improvisados. al final tenían una dedicación y estaban firmados por Rubén Darío, le mire a los ojos fijamente y solo me dijo:
-Continué.
   El segundo libro eran fabulas y cuentos muy pero muy lindas, pues todas hablaban de personajes de la mitología de nuestro país.  Y estaban rellenas con dibujos hechos a lápiz negro.
   El tercer libro era una novela titulada “La calle de las sirenas”.  Y la leí a grandes rasgos al final también estaba firmada con dedicatoria por parte de Salarrue. Le pregunte porque tenía esas obras de Salarrue que me parecían que eran Inéditas y me dijo:
-Porque el me las regalo, además mi padre me dejo los poemas de Rubén Darío autografiadas. Tengo también unas pinturas de Salarrue que también me obsequio. Pase por aquí y me señalo con dirección hacia la salita que ya conocía, salimos como buscando la calle y me detuvo frente a la puerta barnizada, saco una llave dorada y la abrió, ingresamos y llegamos hacia una habitación que será súper grande y al igual que el despacho en donde vi. las obras estaba totalmente forrado de madera desde el suelo hasta el techo, mire lo que desee me dijo que ya regreso y como niño en tienda de dulces comencé a recorres primero las pinturas las cuales conté en la pared como quince mas las que estaban en los estantes de madera, Huy Dije en mis adentros: -Y muchos piensan que conocen la obra completa de Salarrue. Estaba una aspada la cual decía que perteneció al Pirata Drake, el cual desembarco en las costas de Mizata, así como unos mosquetes en una caja de cristal la cual contenía las armas de pedro de Alvarado. Unos cañones que solo en las películas de pirata había visto. En una mesa contemple miles de fotografías de un señor blanco junto a algunos personajes que los he visto en los libros d e historia del el Salvador como algún presidente. Además de las fotos de la antigua urna de Santo Entierro y las fotos donde se esta Construyendo la actual, fotos muchas fotos antiguas de Sonsonete, las cuales ya ceceara yo que fueran mías, una donde se esta construyendo el portal de Goltree Liebes, otra donde están poniendo los primeros rieles en la vieja estación del tren como dije muchos miles. Desee que mis ojos fueran un escáner para captar todo aquello. Y justo al centro una tarima donde estaba  un cofre color negro como de i metro de largo por otro de ancho y la tapadera estaba abierta y juro que pude ver por primera ves monedas de oro además de unos crucifijos me pellizque varias veces y pude ver que no soñaba incluso di un salto y sentí el dolor del catéter que tengo instalado en el riñón derecho, Algunos animales disecados y mucha herraduras de plata. De presto apareció con Toño y me dijo que que quería llevarme y le dije que una foto antigua donde están construyendo el primer palacio municipal  a lo que accedió, camine tras de el en dirección hacia la puerta y salimos luego por la entrada principal hacia la puerta que daba a la calle el me agarro la mano y  mientras me despedía  dijo que lo visitara lo mas pronto posible le di las gracias y le pedí que me despidiera de su esposa mientras miraba mi reloj eran casi la una de la tarde, ya no llovía y me pareció raro que todavía hubiera luz solar, le pregunte  aun Policía y me dijo que faltaban dos para la una, sentí escalofríos pero continué en dirección hacia el centro buscando tomar el autobús.
   Al día siguiente desperté pero creí que todo había sido un sueño, mas sin embargo frente a mi computadora estaba una fotografía en la cual están poniendo los cimientos de antiguo palacio municipal  así que todo fue realidad, pero que raro al tratar de escanearla no aparece en la pantalla.  Corrí hacia aquella casa y toque y toque y salio una muchacha morena de ojos almendrados a la cual le pregunte:
-Esta don Toño?.
   Me miro seria al principio y luego me dijo:
-Mire Joven Don Toño el dueño de la casa murió hace mas de cincuenta años según cuenta su hijo.
-Gracias exclame. Creo que mis manos estaban pálidas y llegue hasta el Parque Rafael Campos, me senté frente al kiosco unos niños jugaban, camine hasta mi casa y al encender el computador salio un mensaje raro de programación el cual decía: “LOS RECUERDOS ESTAN ES SU CORAZON” atentamente Toño. Esta vez solo sonreí y nada más

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